Llega julio y vemos que otra vez tenemos un suspenso en esta apasionante asignatura miremos por donde miremos: al norte, al sur, al este o al oeste… incluso si nos miramos el ombligo. Y mira que el tema tiene todo para sacar nota y subir la media para tener notoriedad en Europa pero nada. La Participación Ciudadana no está en la agenda de la Administración Pública más preocupada ahora por el eje de la Transparencia (que tampoco es de extrañar viviendo lo que estamos viviendo).
Y todo esto no lo decimos por decir porque creo que nuestra opinión sobre este tema está soportado en el valor de la experiencia y pensamos que algo podemos aportar, siempre construyendo en sentido positivo, para que la Administración Pública vuelva a apostar por acercarse más a la opinión ciudadana.
En Participación Ciudadana, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor?
Ya en 2007 tuvimos nuestra primera experiencia de Participación Ciudadana en un proyecto complejo enmarcado en un tiempo también complejo: el proyecto konpondu liderado por el Lehendakari Juan José Ibarretxe. Un proyecto en el que había una convicción clara por dar voz a la ciudadanía y del que aprendimos mucho en su desarrollo. Un proyecto en el que humildemente debemos decir que hicimos muchas cosas bien y muchas cosas mal pero con un resultado muy enriquecedor. Un modelo a replicar que desgraciadamente no produjo contagio adecuado en el entorno con una orientación futura más hacia el modelo de gabinete de prensa participativo como fue Irekia.
A partir de este proyecto se impulsaron acciones y actuaciones alrededor de lo que entonces llamábamos Politika 2.0 que tuvo hitos interesantes como un curso de verano de la UPV/EHU celebrado en Donostia allá por 2009. El título era: ¿Podemos reinventar la democracia a través de la participación? y estaba organizado por el Parlamento Vasco que entonces presidía Izaskun Bilbao. En dicho curso nuestro compañero Jorge de la Herrán tuvo también una ponencia sobre el proyecto Konpondu antes citado además de colaborar en la organización de las jornadas.
Pero toda esa energía de esos maravillosos años sobre la necesidad de dar voz a la ciudadanía poco a poco se fue diluyendo. Ahora estamos más preocupados sobre metodología, libros blancos o planes estratégicos alrededor de la participación ciudadana que en poner en marcha acción o iniciativas abiertas. Parece que la participación se ha ido de la calle hacia las universidades y centros del pensamiento para que sea algo de lo que se escribe y se contrasta pero sin llegar a trabajar sobre experiencias prácticas que deberían llegar, en nuestra opinión, a ser algo cotidiano.
Desde Agoranet, grupo de comunicación, hemos apostado, apostamos y vamos a seguir apostando porque cada vez se produzcan más experiencias participativas de calidad y seguiremos asesorando para que éstas se pongan en marcha.
Participación Ciudadana no es votar el cartel de las fiestas del pueblo cada año; hablamos de aportar, debatir, alcanzar consenso o disenso sobre todo lo que tenemos opinión y conocimiento y que esa participación sea útil para que fluya desde abajo hacia arriba y desde arriba hacia abajo en todo lo que la Política con mayúsculas define.
¿Un presente esperanzador para el futuro?
Hemos tenido la suerte de participar en proyectos recientes que abren la puerta hacia la esperanza como el Plan de Participación Ciudadana para la revisión del Plan General de Ordenación Urbana que hemos desarrollado para el Ayuntamiento de Bilbao y vemos que algunas experiencias van poco a poco apareciendo en nuestro entorno. Esperamos que ésta sea una tendencia contagiosa y no se hagan por imperativo legal europeo y los procesos estén en todas las decisiones en las que la participación pueda enriquecer todo el mundo de la Gobernanza.
Pero viendo el problema en positivo también tenemos que decir que tenemos septiembre y todo el curso que viene para recuperar la asignatura y esperamos que así sea.
